diciembre 19

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Las 3 herramientas para tener conversaciones asertivas

Nuestras relaciones son en esencia una suma de interacciones, conversaciones y silencios. Lo que decimos y lo que callamos es determinante en la forma como nos sentimos y nos vinculamos con un otro. Saber tener conversaciones asertivas se vuelve entonces muy importante para cuidar nuestras relaciones: la que tenemos con nosotras mismas y las que tenemos con los demás.

En este artículo te compartimos 3 herramientas a tener en cuenta para cuidar tus necesidades, tus emociones y tu mundo relacional.


¿Tienes una conversación pendiente? ¿Un tema por cerrar? ¿Algo que pedir? ¿Un límite por poner?

Sí… pero no te sientes lista o JUZGAS que la otra persona no está abierta a la conversación.

JUZGAS que es una conversación difícil y no sabes cómo abordarla.

En estos casos es una buena práctica generar un contexto que nos permita fluir. Así como para una cena romántica buscamos sitios a media luz, con música relajante que nos posibilite ir entrando en la emocionalidad adecuada para la ocasión, para las conversaciones difíciles también podemos crear un espacio apropiado en el que fluya el diálogo.



Diferencia quejas de reclamos 

Nos quejamos cuando conversamos (con nosotras mismas o con otros) sobre las expectativas que teníamos y no fueron cumplidas por otros o por la vida. Lo hacemos porque nos genera malestar, frustración, rabia o tristeza.

Sin embargo, muchas veces no nos damos cuenta de que estamos esperando que la gente de nuestro alrededor adivine nuestras expectativas por arte de magia o por la fuerza del amor. No somos conscientes de que nunca las comunicamos, o las comunicamos a medias, o las comunicamos, pero no recibimos una confirmación o promesa por parte del otro de que efectivamente acepta hacerse cargo de esas expectativas nuestras.

Si somos estrictas con nosotras mismas, en realidad no deberíamos quejarnos. O solo podríamos quejarnos de nosotras mismas, pues las responsables de esas expectativas fallidas somos nosotras. Y en tal caso ni los demás, ni la vida tienen la culpa. (Entre otras cosas porque la vida no nos debe nada, como lo vimos el día de la gratitud).

Pero un momento… ¡Yo sí pedí y aceptaron mis pedidos. Hubo un compromiso, un acuerdo o una promesa!

Ok… ahora la conversación cambia.

Pasamos de las quejas a los RECLAMOS. Y claro que sí podemos reclamar cuando alguien nos promete algo y no lo cumple o cuando lo cumple a medias y no como acordamos o a destiempo. No solo podemos, sino debemos. Es una acción fundamental para cuidarnos y mantener nuestra dignidad.

Solo asegúrate de haber sido clara con la acción que buscabas en el otro, si le pusiste una fecha límite y si especificaste lo suficiente lo que necesitabas. Y además e IMPORTANTE si al otro le quedó realmente claro el pedido y ACEPTÓ llevar a cabo la promesa. Sin aceptación no hay promesa y no podemos hacer un reclamo a alguien que nunca nos prometió algo.

En caso tal de que hayas hecho todo esto, se debe buscar una conversación de solución/reparación/renegociación con la persona en cuestión. Una conversación de reclamo.


Cambia las conversaciones de juicios personales por conversaciones de posibilidades

En el arte de conversar nos puede pasar que, aún llevando una intención clara para la conversación, nos enfrasquemos en un círculo desgastante del que no salimos. Es decir, mi objetivo es, por ejemplo, hacer un reclamo, co-crear ideas o coordinar acciones con un otro y en vez de hacer esto, nos quedamos dándole la vuelta a cosas que no nos posibilitan lograr lo que buscábamos.

¿Qué tipo de cosas?

Juicios en cadena. Es decir, todas esas frases en las que aparecen opiniones personales, quejas, explicaciones y/o justificaciones. Si no estamos atentos podríamos quedarnos presos allí, en vez de ir a las acciones que necesitamos para concretar nuestro cometido.

Algunos ejemplos de frases típicas en una conversación de juicios personales:

Es que eso fue culpa de…
No, eso es muy difícil
Pero es que yo no lo hice, porque ...
Es que tú deberías haberlo sabido...

En contraposición, la conversación de posibilidades nos permite entrar en modo creativo y con apertura a una zona de incertidumbre. Podemos explorar nuevas acciones posibles y expandir el horizonte. A través de ella podemos buscar alternativas con entusiasmo e incluso nos posibilita cambiar algunos juicios y renegociar ideas fijas.

Es una conversación de “qué hacer”, así no sepamos el “cómo hacerlo” todavía, en la que dejamos atrás el “por qué ocurrió esto”.

Esperamos que poner en práctica estas tres herramientas te abra nuevas posibilidades. No solamente para crear y sostener nuevas conversaciones que necesites, sino también para apoyar con cariño a las personas en tu entorno a tener mejores conversaciones.

¡Cuéntanos en los comentarios!

Jennifer y Andrea


Tags

Autocuidado y Respeto, Conversaciones, Dignidad, Estado de ánimo, Expectativas, Juicios y Creencias, Miedo, Pedidos y Promesas, Quejas y Reclamos


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