Anhelamos cambios para nuestra vida, desearíamos que algunas o muchas cosas fueran diferentes. Y a la vez, como humanos, tenemos una resistencia enorme al cambio.
¿Qué hacemos entonces? ¿Cómo nos motivamos? ¿Por dónde empezamos?
El mundo evoluciona. La vida pasa. Y el cambio ocurre. A veces no podemos elegir cuándo cambiar y aún así, creo que sí podemos decidir cómo cambiamos. De lo contrario las circunstancias escogerán por nosotras. Dejándonos con muy poco poder personal y con la sensación de que la vida pasó y no supimos como llegamos hasta aquí.
En esta entrada quiero hablar sobre dos tipos de cambios:
- Los que elegimos y...
- Los inesperados, que tendremos que ir navegando.
Cambios inesperados:
Aquí nos vemos obligadas a timonear la situación, porque surge de fuentes externas. No elegimos el momento.
Y como decía al inicio: a pesar de que no controlamos el cuándo, sí podemos escoger cómo nos cambia esa circunstancia.
Y ¿cómo?: Cuidando la manera como interpretamos ese cambio y nuestras creencias asociadas a él.
Para dar un ejemplo:
El evento de cambio: Mi pareja termina la relación conmigo
Opción 1:
Opción 2:
¿Ves cómo siendo el mismo evento, el resultado en la acción es totalmente distinto?
Y aunque no lo parezca, nosotras somos las dueñas de las interpretaciones que hacemos y de las creencias que tenemos. Y si tomamos consciencia de ambas, las podremos observar y transformar.
Cambios que elegimos:
Éstos cambios los anhelamos y también los resistimos. Sentimos miedo a las consecuencias y a equivocarnos.
Por eso aquí te comparto 5 razones para considerar cambiar. Un audio con mi perspectiva de cuándo y por qué es importante escoger el cambio.
Porque si bien en nuestra etapa de crecimiento no teníamos el poder de decisión sobre nuestras vidas, hoy, siendo adultas, no tenemos por qué ser víctimas de la vida y lo que nos pasa.
Aquí te propongo 4 pasos para que el primer cambio y todos los que vengan se te haga mucho más sencillos y evidentes:
Te comparto una experiencia personal que tuve hace varios años:
El resultado de esto fue que mis relaciones se transformaron. No perdí nada y en cambio sí gané mucho. Y curiosamente empezaron a llegar a mi vida nuevas personas que no traían esa dinámica de gritar como parte de su comunicación (o que por lo menos no la usan conmigo). Así que ya casi ni es necesario para mí poner ese límite, pues parece que también algo en mí cambió, que hace que sin decirlo, ya sea evidente para los demás qué ese límite no se puede traspasar.
Te dejo los enlaces al episodio de la serie 5 razones:
5 razones para considerar cambiar:
¡Cuéntame en los comentarios qué nueva posibilidad ves!